Desde la
fundación como cofradía varias han sido las personas que han donado faroles,
andas, flores, dinero, ramos, tela, materiales... Algunas de ellas permanecen y
permanecerán en el anonimato pero otras no lo quisieron así.
Hace
varios años tuvimos la grata sorpresa de la donación de una cruz. La Junta de
Gobierno así lo comunicó en una reunión y cada uno en su mente le dio forma.
La cruz en cuestión es de tamaño medio y hecha en madera. De ella cuelgan
unas cadenas como en nuestro emblema que simbolizan el carácter penitencial de
la cofradía. La cruz no debe llevarnos a la confusión porque en ningún momento
debemos entenderla como una cruz guía. Las cruces guía son más llamativas,
lujosas y superfluas pero creo que el significado de la cruz donada es muy
distinto. Muchos han sido los comentarios sobre ella a lo largo de los años
pero sin querer sembrar la polémica, me gustaría ser un poco crítico con
aquellos que pensaban en algo más vistoso y trivial.
El
donante con este gesto demuestra el cariño que tiene a la cofradía, imagen
titular e integrantes. Dando una lección de “auténtico cofrade”. Aunque él o
ella no lo sea, obliga a no olvidarnos de los cofrades que ya nos dejaron y que
durante años sacaron en procesión a su querida Magdalena. Con el sencillo
símbolo de una cruz con sus nombres grabados siguen presentes en la procesión
acompañando a su cofradía y portando a la imagen de su devoción.
Con todo lo
que está sucediendo hoy en nuestro mundo debido al COVID, en esta cruz
podríamos poner a cada una de las personas que han sufrido la crudeza del virus
y sus devastadoras consecuencias no solo sanitarias sino también sociales. Más
que nunca las cofradías somos necesarias para auxiliar, transmitir paz,
esperanza y fe. Nuestra “procesión” y labor tiene que estar junto a todos los que
necesitan de nuestra ayuda y padecen el dolor de la desesperanza.
Esta cruz
que en cada procesión antecede al estandarte, nos enseña a ver más allá de lo
superficial y apreciar el valor de lo interno. A buscar la noción de las cosas. Será más o
menos bella según el sentido que le queramos buscar y dar. Y, ahora más que
nunca necesita portadores para que cada día ilumine a aquellos que necesitan de
nuestra protección, favor y atención.
Santa María
Magdalena, ruega por nosotros.
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