lunes, 28 de septiembre de 2020

Santa María Magdalena

 

Mientras que el cristianismo oriental honra especialmente a María Magdalena por su cercanía a Jesús, considerándola apóstol, en Occidente se desarrolló la idea de que antes de conocer a Jesús, había sido muy pecadora y de ahí, aunque la Iglesia Católica no lo afirme, que se haya dedicado a la prostitución.

Esta idea nace, en primer lugar, de la identificación de María Magdalena con la pecadora que aparece en el evangelio de Lucas 7, 36-50; y en segundo lugar también en Lucas 8,2 donde se dice, esta vez refiriéndose claramente a María Magdalena, que de ella «habían salido siete demonios».


                                                         Santa María Egipcíaca

La imagen de María Magdalena como penitente también puede ser confundida con María Egipcíaca, santa del siglo V, quien se había dedicado a la prostitución y se retiró al desierto a redimir sus culpas. Es común ver representaciones de ella con los cabellos largos que cubren su cuerpo o envuelta con cañas, símbolos de su penitencia en el desierto. Estos atributos en ocasiones acompañan a la Magdalena, creando a veces la confusión de ambas santas. Y sino, basta con observar a nuestra imagen titular.


En la tradición católica, por tanto, María Magdalena pasó a ser un personaje secundario, a pesar de su indudable importancia en la tradición evangélica. El relegamiento que sufrió María Magdalena ha sido relacionado con la situación subordinada de la mujer en la Iglesia y en nuestro mundo a lo largo de la historia. 

En 1969, el papa Pablo VI retiró del calendario litúrgico el apelativo de «penitente» adjudicado tradicionalmente a María Magdalena. Desde entonces, la Iglesia Católica ha dejado de considerar a María Magdalena una prostituta arrepentida. Sin embargo, esta visión continúa siendo la predominante para muchos.