lunes, 31 de octubre de 2022

Comienzo.

Con la llegada del otoño, la sección de instrumentos inicia su preparación para la próxima Semana Santa. Desde hace unas semanas se han tensado bombos, preparado mazas, baquetas y sus componentes afinan marchas y ritmos para acompañar a María Magdalena el Viernes Santo.

Al igual que a nuestra Semana Mayor, las bandas de tambores con el paso del tiempo también han ido cambiando su identidad. Cuando empezaron a surgir su finalidad era la de “atraer” nuevas incorporaciones principalmente infantiles y ponían con la “marcha lenta” el ritmo a las procesiones. 













De mediados de los noventa y principios de los dos mil se experimenta un crecimiento notable en la mayoría de ellas y aquellas cofradías que no tenían, las crean y el “estilo aragonés” se impuso, (actualmente parece que este estilo empieza a modificarse y a algunas de ellas les empieza a afectar el “virus sevillano”).

Con la creación de las bandas el número de jóvenes que se integran en las cofradías aumenta pero si hiciéramos un estudio de nuevas incorporaciones desde mediados de los noventa hasta hoy notaríamos que no se ha asegurado el relevo generacional e incluso el número de integrantes de la mayoría de cofradías sería menor que hace treinta años. Es cierto que gracias al tambor, las bandas son puerta de entrada a una cofradía pero ni mucho menos aseguran la supervivencia de las mismas. Es más en ciertos casos han sido nido de problemas, (nuestra cofradía sirve de ejemplo en 2005).

Desde el año 1992, (excepto en 2006 que no hubo), ha acompañado a María Magdalena. Por ello, es de agradecer a sus componentes el importante esfuerzo que cada año realizan para ensayar y perfeccionar marchas.