lunes, 2 de julio de 2018

Julio, el mes de santa María Magdalena.


 

Sin duda Julio es el mes de santa María Magdalena. El domingo 22 se celebrará su festividad, día importante para toda la cofradía por ser su titular.

Su nombre era: María, que significa "preferida por Dios". Su sobrenombre era: Magdalena, nacida en Magdala, una ciudad a la orilla del Mar de Galilea, o lago de Tiberiades.

María de Magdala fue una de los primeros seguidores de Jesús y merece llamarse discípula. Una mujer enérgica, impulsiva y cariñosa, que no solo viajó con Jesús, sino que contribuyó a las necesidades del grupo. Presenció la crucifixión y fue a ungir el cuerpo de Jesús la mañana del domingo cuando descubrió la tumba vacía. María fue la primera en ver a Jesús resucitado.

María Magdalena es un ejemplo de corazón ardiente que vivió agradecido y entregado. Esa entrega le llevó a estar al pie de la cruz cuando todos los discípulos, excepto Juan, estaban ocultos por temor. Después de la muerte de Jesús, su intención fue ofrecerle todo. Como todos los seguidores de Jesús, nunca esperó una resurrección corporal, pero se regocijó en gran manera al descubrir que había resucitado.

No tenía una fe complicada. Fue directa y genuina. Le interesaba más creer y obedecer que comprenderlo todo. Jesús honró su fe, concediéndole el privilegio de ser la primera persona en verlo resucitado y confiándole el primer mensaje de su resurrección.

Mientras que el cristianismo oriental honra especialmente a María Magdalena por su cercanía a Jesús, considerándola apóstol, en Occidente se desarrolló la idea de que antes de conocer a Jesús, había sido muy pecadora y de ahí viene el suponer, aunque la Iglesia Católica no lo afirme, que se haya dedicado a la prostitución.

Esta idea nace, en primer lugar, de la identificación de María Magdalena con la pecadora que aparece en el evangelio de Lucas 7, 36-50; y en segundo lugar también en Lucas 8,2 donde se dice, esta vez refiriéndose claramente a María Magdalena, que de ella «habían salido siete demonios».
 

En la tradición católica, por tanto, María Magdalena pasó a ser un personaje secundario, a pesar de su indudable importancia en la tradición evangélica. Incluso el relegamiento que ha sufrido María Magdalena ha sido relacionado con la situación subordinada de la mujer en la Iglesia.

El papa Pablo VI retiró el apelativo de «penitente» adjudicado tradicionalmente a María Magdalena. ]Desde entonces, la Iglesia Católica ha dejado de considerar a María Magdalena una prostituta arrepentida. Sin embargo, esta visión continúa siendo predominante para la mayoría.

Sin duda fue y es un ejemplo a seguir, más aún por todos nosotros, cofrades de su cofradía.