Desde hace veinticuatro años el silencio, austeridad y seriedad de cofrades y público inundan las calles del centro histórico logroñés, ayudando a entender el sentido real de la Semana Santa. Bajo mi humilde opinión esta sencilla procesión es única, inigualable y a la vez la más sobrecogedora con diferencia de nuestra Semana Mayor.
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-2024- |
En 2001, la cofradía de María Magdalena decide organizar una procesión propia y distinta a las conocidas en nuestra ciudad. La procesión del Silencio y Dolor de María Magdalena, nos hace retroceder en el tiempo, volviendo a desfilar como se hacía antiguamente en Logroño; transportándonos, al silencio y seriedad castellana.
Rompiendo ese silencio: el sonido de horquillas, el arrastre de la enorme y pesada cruz que cargan los cofrades del Santo Sepulcro y el golpeo del mazo.
Desde 2005, la cofradía del Descendimiento de Cristo de regreso a la Iglesia Imperial de Palacio, coincide con la salida de santa María Magdalena y sus penitentes, realizándose un encuentro de gran recogimiento.
Por todo ello, la procesión del Silencio y Dolor de María Magdalena es imprescindible para que cofrades y concurrencia vivan momentos de paz, reflexión y meditación interna difíciles de sentir en otras procesiones de nuestra ciudad.
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