La
Navidad se acerca y en nuestro interior se entremezclan sentimientos de
felicidad, alegría y ternura, con otros de tristeza y melancolía. Cada uno de
nosotros tendremos un recuerdo distinto pero quizás este año sea una Navidad
especial. Sí, una nueva oportunidad para vivir realmente la Navidad.
Todos
coincidiremos en que es una de las festividades importantes del cristianismo.
En una sociedad como la nuestra, tan polarizada, tan escasa de valores y tan de
postureo y cara a la galería, celebrar la Navidad cada vez más, supone un mero
acto social y festivo. Y si no basta con leer el plan estratégico para estas
Navidades por la COVID para darnos cuenta de ello.
Lamentablemente
hemos llegado a un punto tan mediocre e infantil como sociedad que somos
incapaces de gestionar nuestro propio destino, como si necesitáramos de un
castigo para entender dónde están los límites. Creemos que en la vida todo
deben ser facilidades, alegrías y si ocurre lo contrario lo obviamos,
buscando falsas expectativas y endulzando el dolor.
¡No! No saldremos más fuertes, como decían algunos pero sí más simples, infantiles y
manipulables. Hemos cambiado valores fundamentales en la vida por los mensajes
de Mr. Wonderfull para no
enfrentarnos a la realidad. Y claro, tener unos valores religiosos fuertes, son
fundamentales para evitar todo lo anteriormente expuesto. Por ello, lo
religioso ya no se lleva, como es algo retrógrado y por supuesto nada progre,
no nos sirve para nada y debemos evitarlo. Por eso, ha generado tanto debate el
cómo celebrar la Navidad este fatídico año.
Al ir eliminando a lo largo de los años su sentido religioso, convirtiéndola
en algo minúsculo, superficial, comercial, sin sentido e interiorizándonos de
que no hay nada más extraordinario como unas navidades laicas, llenas de
regalos, comidas, cenas de empresa, consumismo y sobre todo vacías de contenido,
…, hemos llegado a esto.
Lo
siento mucho pero dar la vuelta a este sinsentido depende de nosotros. Este año
tenemos una magnífica oportunidad para celebrar la Navidad con mayúsculas: El
nacimiento de Jesús, el momento en el que Dios se hace hombre. El anuncio de la
alegría, esperanza, paz y luz. El encuentro con Jesús que de nuevo nos llama a
nuestro corazón buscando posada y refugio. Ojalá un año más podamos
encontrarnos con el Niño Dios. FELIZ NAVIDAD.
Santa
María Magdalena, ruega por nosotros.
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