miércoles, 10 de septiembre de 2014

El cuartito.



En la capilla de Los Ángeles y en el retablo de la Virgen del Carmen se encuentra el lugar cedido por La Redonda para que la Cofradía pueda guardar algunas cosas. Sí, es el famoso cuartito.
Cuando te diriges a la puerta de acceso no imaginas que detrás del retablo exista un espacio, (no muy amplio pero sí lo suficiente), para poder dejar lo necesario a utilizar durante Semana Santa. En un principio este cuarto era utilizado por la antigua Hermandad y más tarde compartido por la Cofradía. Actualmente sólo es usado por la Cofradía.
 
Retablo de la Virgen del Carmen y a la derecha puerta de acceso al cuartito
Confieso que a pesar del desorden y polvo, tiene su encanto. Y lo tiene porque cuando te adentras sientes como si la máquina del tiempo te trasladara a otra época. Allí se puede encontrar todo lo inimaginable, desde varas antiguas de representación pasando por mesas, percheros, herramientas, trajes, incensarios, estandartes,…, hasta encontrar una colección de palmas de años distintos. Vamos un verdadero cajón desastre. Mi curiosidad aumenta cuando descubres sobre tu cabeza maderos apoyados en las paredes para sujetar el retablo y de pronto una escalera metálica te mira por encima animándote a que la bajes para iniciar un viaje lleno de peligros hasta el final de sus peldaños.

Interior del cuartito


Durante el año, el cuartito sufre abandono ya que son contadas las ocasiones en las que es utilizado y en él, los ácaros y demás seres vivos reinan a sus anchas hasta los meses de Marzo y Abril.
 No sabría decir la infinidad de veces que se ha limpiado y ordenado. Aunque cuando entras el Domingo de Ramos está igual que años pasados.
También es un buen lugar para observadores y curiosos que desean apreciar cómo se hacían retablos en el siglo XVI. Pero cuando llega la noche del Jueves Santo y el Viernes Santo por la tarde parece transformarse en  el camarote de los hermanos Marx. Personalmente prefiero visitarlo la mañana del Jueves Santo y degustar un delicioso milhojas como manda la tradición.


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