Durante
estos días, todo nos recordaba a la muerte pero en realidad el silencio y
tristeza percibidos, nos iban anunciando que algo grande sucedería. En el
corazón de cada creyente comenzaban a sentirse el repicar de campanas de
gloria, esperando el mejor regalo que Dios ha dado a todos los hombres y
mujeres.
María
Magdalena mujer enérgica, impulsiva y cariñosa que estuvo al pie de la cruz
cuando todos los discípulos, excepto Juan, estaban ocultos por temor. Tuvo el
privilegio de ser la primera en ver resucitado a Jesús. Él honró su fe y le
confió el primer mensaje de su resurrección. Como todos los seguidores de
Jesús, nunca esperó una resurrección corporal pero se regocijó en gran manera
al descubrir que había resucitado.
El primer
día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena
fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de
Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han
llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Pedro y el
otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el
otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes.
Asomándose al
sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón
Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y
también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas,
sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había
llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó. Todavía no habían
comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.
Momentos de dificultad ... |
Los discípulos regresaron entonces a su casa. María se había quedado afuera,
llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos
ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del
lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: «Mujer,
¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé
dónde lo han puesto». Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba
allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A
quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió:
«Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo».
Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es
decir «¡Maestro!». Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido
al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a
mi Dios, el Dios de ustedes». María Magdalena fue a anunciar a los discípulos
que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.
¡Aleluya!
Cristo resucita y de nuevo renace la esperanza de la vida. Al escribir estas líneas han vuelto a mí, con
ilusión, recuerdos de seres queridos que ya no están aquí pero que habitan en
mi corazón y que gracias al regalo de la Resurrección viven una nueva vida
junto al Padre.
Cristo ha resucitado entre los
muertos,
con su muerte ha vencido a la muerte.
Y a los muertos ha dado la vida. Así sea.
con su muerte ha vencido a la muerte.
Y a los muertos ha dado la vida. Así sea.
VÍDEO: Domingo de Resurrección 2013
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