Comenzamos mes celebrando la festividad de Todos Los Santos. Este primer día, la Iglesia católica recuerda a todas las personas que son ya santos pero también una fecha que honra a todas las personas anónimas que también son santos. Santos desconocidos, implicados en luchar por lo justo y bien común. Santos de la sencillez pero siempre estando al servicio de los demás.
Y el segundo día del mes, como dijo el Papa Francisco, “La liturgia nos invita a conmemorar a los Fieles Difuntos. Las dos celebraciones de este mes, están íntimamente unidas entre sí, como la alegría y las lágrimas encuentran en Jesucristo una síntesis que es fundamento de nuestra fe y de nuestra esperanza. En efecto, por una parte la Iglesia, peregrina en la historia, se alegra por la intercesión de los santos y los beatos que la sostienen en la misión de anunciar el Evangelio; por otra, ella, como Jesús, comparte el llanto de quien sufre la separación de sus seres queridos, y como Él y gracias a Él, hace resonar su acción de gracias al Padre que nos ha liberado del dominio del pecado y de la muerte. La tradición de la Iglesia siempre ha exhortado a rezar por los difuntos, en particular ofreciendo por ellos la celebración eucarística: es la mejor ayuda espiritual que podemos dar a sus almas, especialmente a las más abandonadas» (Francisco, Ángelus 2 de noviembre 2014).
Por todo ello, queremos dedicar esta sencilla oración a nuestras hermanas y hermanos de la Cofradía que ya no están con nosotros y, especialmente a Maripaz:
En este día de luz y memoria, elevamos nuestras oraciones por todos nuestros hermanos cofrades que ya descansan en la paz del Señor.
Hoy, Día de Todos los Santos, recordamos con gratitud a quienes caminaron con nosotros en la fe, en el servicio y en la devoción a nuestra Santa. Sus nombres, viven en el corazón de esta Cofradía, en cada gesto de entrega, en cada procesión, en cada reunión y en cada oración compartida.
María Magdalena, testigo de la Resurrección, nos inspire a mantener viva la esperanza y a seguir el ejemplo de aquellos que nos precedieron con fidelidad y compromiso. Que su intercesión los acoja y cuide en el Reino eterno, gozando de la felicidad eterna junto al Padre.
A todos ellos, nuestro recuerdo, nuestra oración y nuestra promesa de no olvidar nunca su legado.
¡Santa María Magdalena, ruega por nosotros!

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