lunes, 1 de abril de 2024

Procesión extraordinaria 75º Aniversario

 

No pudo ser, tras largos meses de duro trabajo, tesón e incluso más que un disgusto, todo estaba pulcramente organizado y programado pero hubo una invitada inesperada y que se apuntó media hora antes a esta procesión extraordinaria. Como se suele decir el hombre propone y esta vez la lluvia dispone. 



Los pronósticos eran muy, muy, muy negativos y el radar indicaba con exactitud que las probabilidades de lluvia eran entre el 90-100%. Un jarro de agua fría para toda la cofradía: caras tristes y descompuestas. El día soñado y esperado por todos, lamentablemente no pudo hacerse realidad. 


Antes de las 12, la cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén suspendía su procesión y nuestra Hermana Mayor acertadamente decidía aplazar el inicio 15 minutos, esperando a que la precipitación cesara, (como así indicaban los modelos y el radar) y, se tuviera un margen de 20-30 minutos para hacer un “recorrido corto” desde la Concatedral hasta el Ateneo y volviendo al punto de partida por el mismo trayecto. 

A las 12:15 hubo tregua, dejó de llover. Rápidamente se organizó a todas las secciones y nada más salir el paso de María Magdalena por la puerta de Los Ángeles, la lluvia arreció de nuevo. No hubo tregua, regreso al interior  y suspensión. Situación dramática y dolorosa, sobran las palabras.



Y llegados a este punto, ¿qué hacer? Arrimar el hombro y trabajar duro como hasta ahora arropando a nuestra Hermana Mayor y su Junta para volver a organizar esta procesión extraordinaria el próximo año. No es ninguna locura ni capricho. Esta cofradía lo merece, los cientos de devotos a este paso y la ciudad de Logroño también. Será difícil y complejo pero nadie puede alegar que hubiera procesión, no la hubo. Existirán obstáculos, los habrá seguro pero como católicos que somos, habrá comprensión y compasión, porque nadie puede arrebatarnos ni quitarnos nuestro derecho a organizar una procesión extraordinaria con todo el sentido dentro de la Semana Santa 2025. ¡Ah! Y no lo digo yo, lo dice el Evangelio. 


¡Que María Magdalena nos ayude!




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