martes, 6 de abril de 2021

Semana Santa 2021


SEMANA SANTA – 2021


Pasada la Semana Santa 2021, es momento de recordar todo lo experimentado durante estos días tan especiales, llenos de fe y sentimiento. De nuevo una Semana Mayor distinta, atípica pero teniendo la oportunidad de sentirla con mayor profundidad,  ayudándonos a entender mejor el por qué la celebramos.

Domingo de Ramos

Como de costumbre preparamos nuestras palmas, no hubo procesión ni estrés ni prisas por llegar a tiempo a La Redonda. Fuimos hasta Palacio para ver y visitar el paso de  "La Borriquilla". Después nos acercamos a la plaza del Mercado y allí nuestro hijo pequeño, (fiel admirador de “La Borriquita”), gracias a su gran capacidad creativa, nos transportó a toda la familia a una “procesión virtual” en el que él era cabo de varas de un paso lleno de esperanza e ilusión.




Miércoles Santo

Este año tampoco pudo ser tal y como se lleva realizando desde hace veinticinco años, a las 18:00 horas los cofrades encargados de bajar a santa María Magdalena, Roberto, Miguel M., Carlos Merino, Luis y quien esto escribe, no estaban preparados frente a la sacristía para realizar el traslado de la imagen hasta la capilla de Los Ángeles. Aún así, uno no podía faltar un Miércoles Santo más y en medio de una misión casi imposible, pude estar ahí, junto a ella, bajo sus pies, respirando y sintiendo esa paz y tranquilidad que solo ella sabe transmitir.

Imposible fue, saludar como cada año a Paco, Beatriz e hijos y varios cofrades de La Soledad que cada Miércoles Santo, como si de un ritual anual se tratara compartimos nervios, saludos, abrazos y ánimos.

Por la noche, no hubo Encuentro pero mi hijo mayor devoto y fan número uno del Nazareno me animó por enésima vez a ver varios vídeos y revivir una vez más el duro y amargo caminar de la Madre para ver a su Hijo. En mi mente, Paco y Ricardo,  cofrades amigos de La Soledad y Nazareno, cofrades que viven con gran fervor el Miércoles Santo.


Jueves Santo

Fue un día distinto, ilusionante y duro. Por segundo año consecutivo volvía a experimentar un Jueves Santo diferente pero a la vez particular aunque lleno de emociones fuertes. 

La primera sin duda fue la bajada de santa María Magdalena. De nuevo, una vez más, tras un año en blanco, las sensaciones, magia y sentimientos que uno experimenta en este pequeño acto son indescriptibles.

No fue el miércoles pero sí el jueves, como se hacía antaño. No la llevamos hasta la capilla de Nuestra Señora de los Ángeles como se había planificado con anterioridad a la Semana Santa. Pero tras el gran apoyo de todas las cofradías, Hermandad, Diócesis e insistencia por parte de nuestro Hermano Mayor, María Magdalena pudo bajarse a las 9:00 de la mañana, siendo trasladada a la capilla de Bezares, donde quedaría expuesta para su culto y oración durante el resto de la Semana Santa.


Hicimos visitas a Santiago y Santa Teresita y por supuesto no faltamos a nuestra cita en La Redonda. Y ahí, todo son buenos recuerdos y vivencias que parecen inalcanzables debido a esta maldita pandemia y, como todas las Semanas Santas buscando entre los cofrades de La Soledad a mi amigo Paco. Siempre en mil sitios, atareado y liado pero sacando unos minutos que son oro para tomar algo como cada Jueves Santo desde hace ya muchas primaveras. Hablando de nuestras vidas, de la Semana Santa, de nuestras cofradías, …, arreglando el mundo cofrade o quizás desarreglándolo pero tan necesitados de él, que desde hace más de un año, nunca lo habíamos echado tanto en falta.

Ya por la noche, esperando a que falten cinco minutos para las doce, es momento de reflexión, recogimiento y rezo con la oración del Silencio. Viviendo sin lugar a dudas uno de los instantes más vibrantes y conmovedores de esta Semana Santa.

 

Viernes Santo

El día más importante sin ninguna duda de la Semana Santa en Logroño. Es cierto que a lo largo de los años han ido apareciendo distintas procesiones pero sin duda, la Magna procesión del Santo Entierro, es raíz y origen de nuestra Semana Mayor. Por la mañana, visitamos a La Piedad en Valvanera, repetimos en Santiago, seguimos con Palacio y San Bartolomé, acabando el recorrido matutino en La Redonda.


Ya por la tarde aunque de manera distinta, realicé las mismas rutinas que hacía cada Viernes Santo pre-pandemia. Acudo como de costumbre a la capilla de Los Ángeles, en busca del sonido y barullo de una tarde como la de hoy pero tan solo encuentro silencio y una capilla del Carmen vacía sin la presencia del Cristo de Las Ánimas ni la Magdalena.


En el exterior, la  plaza del Mercado estaba abarrotada pero no para ver los distintos pasos y esperando el inicio de la procesión, sino para sentarse en las distintas terrazas que han conquistado el “territorio cofrade”.



Aún así, me detengo unos minutos y pienso en los minutos previos antes del inicio del Santo Entierro dejando a mi mente volar y viajar a otros años. He de reconocer que disfruto enormemente de esta espera mientras que a muchos se le hace eterna. Observo todo lo que pasa alrededor, personas que se acercan, familiares hablando con cofrades y, como cada año las visitas y saludos de rigor a cofradías hermanas y amigas. A lo lejos veo a Manuel, estandarte en mano junto a su nieto y su hija Vanesa. A Javier Bastida, (¡qué dura y triste ha sido para él esta Semana Santa, ánimo hermano!), saludando a otros Hermanos Mayores que se acercan a saludarle. Davalillo haciéndose miles de fotos junto a Álvaro mientras hacen lo mismo Pepelu junto con sus nietos y su yerno Roberto. Puedo oír las risas de los de “Valladolid”, (Jesús y José Saenz), los “Calle” (José y Alberto), María Asensio y María González junto a sus padres Antonio y Jesús tras el comentario gracioso de Luis. Al fondo, dentro de los portalillos la banda en pleno custodiando los instrumentos y esperando instrucciones de Naiara. Mientras Hugo, Miguel Marín y Dani bromean con Geni y su hermana. María con Aitana y Leire buscan una salida a la plaza entre bombos, tambores y timbales. Regreso a las varas; Carlos Merino, Julián, Ismael, Diego, Rubén Rodríguez, Carlos Fernández, José y Víctor Vicente, Valle, Sara, Cristina, José Mª Gallardo, Carlos Merino, Javier Ceniceros, Mª Mar, Ana Rosa, Rubén Pérez, las hermanas Cestafe: Yolanda y Mª Mar, Javier Bastida (hijo), José Luis y Daniel Pascual, Tomás, Jesús de Pablo, Carlos Martínez, Daniel Ceniceros, Ángel, Miguel Porres y Santi, esperan impacientes a que David les ordene bajarse los capuces y comenzar la procesión.


De repente el bullicio de las terrazas me devuelven a la realidad e inicio el recorrido  de la procesión. Cada metro que recorro es un bombardeo intenso de emociones difíciles de gestionar. Portales, parada en el Ateneo para recordar la jota a la Magdalena. Momentos de reflexión en Rodríguez Paterna en la tradicional parada en la Cocina Económica. Al fondo el hospital. No puede faltar la visita allí, pidiendo por todos los profesionales sanitarios y enfermos, sin olvidar a tanta gente que este maldito virus y otras enfermedades se han llevado por delante. 


Giro para adentrarme por Marqués de San Nicolás. Este tramo, sin ninguna duda, es mi favorito, siempre lo ha sido, ya que me invita a meditar profundamente, a pensar “en mis cosas”, mi vida, la situación actual, buscando respuestas a tantos porqués, silencio, oración… 


Sigo por la calle Mayor hasta llegar al final de la Costanilla para girar en la Merced. Vuelvo a Portales y de nuevo el ruido de las terrazas sustituye a los mazos, horquillas, camapanas, tambores, timbales, bombos y cornetas de un Viernes Santo por la tarde-noche en Logroño. ¡Aún así, no quiero acabar! Alcanzo sin contratiempos La  Redonda, recojo los claveles encargados, dando por terminado este Santo Entierro tan distinto, no el deseado pero a la vez tan reconfortante, necesario y enternecedor. 


Domingo de Resurrección

Después de tener preparado un acto en la nave central de la concatedral en el que María Magdalena y Jesús Resucitado eran los protagonistas y, tras varias negociaciones y cancelaciones ajenas a la cofradía, tan sólo se pudo realizar un sencillo traslado-procesión de nuestra santa, después de la lectura del Evangelio de este día tan importante y del acertado fervorín por parte de nuestro prior.


Los integrantes de la cofradía y, más en concreto su Junta de Gobierno, no ocultaban su decepción y malestar por no poder hacer el acto tal y cómo se había pensado. Luego algunos cargos de la Diócesis muestran preocupación debido a la bajada de asistencia a eucaristías o actos organizados por las distintas parroquias,... Que analicen a fondo entre muchas otras, el comportamiento o soberbia de algunas personas, en nuestro caso, el de una, que siempre tiene el no por respuesta ante cualquier actividad que organice una cofradía, coro o grupo en la concatedral. 

Gracias a Dios, algo pudimos hacer, no lo deseado pero con el apoyo de don Isidoro Amutio, nuestro prior, resto de cofradías, Hermandad y Diócesis, María Magdalena fue trasladada con gran solemnidad hasta su lugar de culto. Viviendo el último de los momentos emotivos de esta semana.


Y así transcurrió la Semana Santa de 2021, no la querida ni soñada pero al menos, nos quedamos con mejores sensaciones que la pasada. Han existido actos, respetando y siguiendo las medidas de seguridad, que en el fondo han reconfortado en parte la necesidad de “contacto” con el resto de hermanos. En definitiva, lo realizado estos días ha supuesto hacer cofradía y comunidad. Era necesario, sentir que somos una familia y que nuestra cofradía sigue latente y con vida.

Esperemos que todo lo sentido, nos anime a reflexionar y ayudar a todos aquellos “pasos vivientes” que cada día se cruzan en nuestras vidas. A entender y comprender que siguen existiendo situaciones complejas y duras de asumir pero el mensaje que nos trasmite Cristo, al igual que lo hizo con María Magdalena, es que juntos lo superaremos, no saldremos ilesos pero lo lograremos, tengamos fe.

¡Feliz Pascua de Resurrección!

¡Santa María Magdalena, ruega por nosotros!






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