La
pasada Semana Santa tuvimos la grata sorpresa de una nueva donación. Desde la
fundación como Cofradía varias han sido las personas que han donado faroles,
andas, flores, dinero, ramos, tela y materiales. Algunas de ellas permanecen y
permanecerán en el anonimato pero otras no lo quisieron así.
Futuro asegurado por los jóvenes cofrades |
La
donación de este año ha sido una cruz. La Junta de Gobierno así lo comunicó en
una reunión y cada uno en su mente le dio forma. La cruz en cuestión es de tamaño medio y hecha
en madera. De ella cuelgan unas cadenas como en nuestro emblema que simbolizan el
carácter penitencial de la Cofradía. La cruz no debe llevarnos a la confusión
porque en ningún momento debemos entenderla como una cruz guía. Las cruces guía
son más llamativas, lujosas y superfluas pero creo que el significado de la
cruz donada es muy distinto. Muchos han sido los comentarios sobre ella pero
sin querer sembrar la polémica, me gustaría ser un poco crítico con aquellos
que pensaban en algo más vistoso y trivial.
En
primer lugar debemos sentirnos agradecidos y orgullosos por la donación. Se elige
nuestra Cofradía y no otra. El donante con este gesto demuestra el cariño que
tiene a la Cofradía, sus integrantes e imagen titular.
Segundo, da una lección
de “auténtico cofrade”. Aunque él o ella no lo sea, obliga a no olvidarnos de
los cofrades que ya nos dejaron y que durante años sacaron en procesión a su
querida Magdalena. Con el sencillo
símbolo de una cruz con sus nombres grabados siguen presentes en la procesión
acompañando a su Cofradía y portando a la imagen de su devoción.
Y tercero, nos
enseña a ver más allá de lo superficial y apreciar el valor de lo interno. A
buscar la noción de las cosas.
La
cruz será más o menos bella según el sentido que le queramos buscar y dar. Pero
de ningún modo nos cansaremos de cuidarla y respetarla por lo mucho que
significa.
Su lugar en la Concatedral. |
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