sábado, 9 de febrero de 2019

RECORDANDO... (XX)


Van a cumplirse 22 años de la entrevista que el diario La Rioja hizo a una de nuestras cofrades por aquellos años. Una entrevista que deja constancia de la iniciativa de nuestra cofradía a que las mujeres  pudieran cargar a María Magdalena al igual que los hombres. Sin duda una "revolución" en nuestra Semana Santa, siendo una de las cofradías pioneras al respecto por aquellos años y que a día de hoy 36 de los cofrades que cargan nuestro "paso titular", 14 son mujeres.
 
Diario La Rioja 23 de marzo de 1997.

 Artículo escrito por: P. Álvarez-Isabel Briñas – E.S.M.

SALIR AL PASO

Un año más, fieles a su santa cita, las cofradías están ya preparadas para manifestarse. Desde fuera, sobrecogen. ¿Pero desde dentro? ¿Cómo son? Aquí lo cuentan tres de sus miembros, separados por la edad o el sexo pero unidos por su fe común.


La Semana Santa ya no es cosa de hombres. Aunque tampoco se puede hablar de igualdad en las cofradías. Porque si preguntas a Laura Briñas, (21 años,  desde los 5 en la Cofradía de María Magdalena), la respuesta es rotunda. “Hay muchísimo machismo aunque en mi cofradía no tanto”.

La devoción es la misma, las ganas son iguales, pero siguen quedando prejuicios. Después de ser acompañante y de participar en la banda de tambores, Laura quería vivir las procesiones desde debajo del paso.

“Después de llevar tanto tiempo en la cofradía, te dices, quiero llevar la imagen. Vas delante de ella, ves cómo la portan y cómo la bailan y, te pica el gusanillo” explica. Pero no es fácil.
 

“Enseguida te empiezan a decir que si eres chica, que si no tienes fuerza. Oyes comentarios, gente que dice que por qué la va a llevar una mujer habiendo hombres.” Ella no admite el prejuicio de la fuerza. “Hay gente llevándola que tiene menos fuerza que yo, hay personas muy mayores sacando el paso, gente que agacha el hombro y no lo mete”.

“Si ellos lo hacen, yo también puedo hacerlo”, se propuso y poco a poco va consiguiendo cosas. “ha habido mucha gente que me ha apoyado”, afirma. El año pasado ya consiguió algo: sacó el paso pequeño, (la imagen que sale el Viernes de Dolor), durante gran parte de la procesión y le dieron varios relevos en el paso grande el Viernes Santo. Con todas las ganas del mundo y la intención de que nadie pudiera echarle nada en cara. “No sé si llevaba bien o mal el paso pero puse todo mi empeño. Aquí nadie va a notar que una chica quien lo lleva porque no lo voy a dejar notar”.

De todos modos, meterse debajo del paso no es fácil, ni siquiera para los hombres. “Hay gente que dice, esta es mi vara y sólo la llevo yo, es algo que no entiendo”.

Para esta joven mujer, la igualdad debe llegar también a estos terrenos. “Es motivo por el que yo quería salir llevando el paso. Si se está consiguiendo igualdad en otras partes, también aquí”.

Y llevar un paso no es nada fácil. Salir con el pie izquierdo, marcar el paso, no pisar la túnica de quien va delante, llevar el ritmo con el báculo…, “La gente lleva sacándolo muchísimo tiempo y me llevan ventaja”.

Para hacer esto hace falta devoción. Ella no esconde su condición de creyente, “aunque últimamente no practico mucho”. Pero en Semana Santa visita la iglesia aunque no quiera porque también forma parte de la Coral de La Redonda. Todo un ejemplo de fidelidad a una creencia, algo que no es muy común entre los más jóvenes.

“El año pasado teníamos una cena el Miércoles Santo, yo fui a la procesión y hubo gente que se reía”. Lo que se pide en estos casos, como siempre, es respeto. “Respetad lo que hago y punto, dejadlo ahí”, es lo que pide Laura, aunque ella reconoce que hay poca gente de su edad que vaya a misa y, menos que hagan estas cosas.

Los 17 años de pertenencia a “La Magdalena” de esta estudiante de Químicas, “más que mucha gente mayor”, no son un caso aislado en su familia. Su padre y sus dos hermanos se enfundan también los hábitos grises y negros de esta cofradía. ¿Qué es lo que empuja a la gente a la Semana Santa? ¿Cuánto de auténtica devoción y cuánto de folclore queda en esta fiesta?

“Es folclore casi todo”, explica Laura. “Pero también hay mucha devoción. En “La Magdalena” salen muchas penitentes y ahí no hay más que devoción”. Pero el aspecto folclórico es algo que no se puede negar. “Llevo 17 años en la cofradía y hay mucha gente a la que no conozco porque sólo se les ve el Viernes de Dolor y el Viernes Santo. Y encima tapados”.

Pero estas formas de vivir la devoción están cogiendo auge, ahora hay bastantes más cofrades en la cofradía que antes. “Recuerdo años en los que no había relevos para los portadores”. Ahora hay de sobra y  como no, tambores. “Era un poco triste ir en la procesión, oír tambores delante y detrás y La Magdalena, la pobre sin banda”.

Ahora La Magdalena saldrá con su banda, rodeada de sus cofrades y, si ningún prejuicio lo impide, con Laura bajo las andas. Y es que la Semana Santa ya dejó hace tiempo de ser cosas de hombre.
 

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