De nuevo Alfredo del Río
toma el mando de la banda. Por desgracia se acercan años oscuros que afectarán
desagradablemente a la cofradía y a la sección de instrumentos.
Desde la creación de la
banda, la cofradía pasó de estar compuesta por cuarenta cofrades a más de
ciento treinta. En un periodo de diez años se triplica el número pero lamentablemente
este aumento se concentró en la banda. No hubo un “relevo” en el resto de
secciones y en cierto modo la banda comienza a gestionarse independientemente
de la cofradía, generándose inmediatamente serios problemas internos que
principalmente se centraron en una pérdida de identidad como cofradía, bajas,…
y, que termina con la desaparición de la banda al concluir la Semana Santa de 2005.
Muchos de los que formaban
parte de la cofradía y concretamente de la banda creían que estaban por encima
del resto. No entendían que pertenecer a una cofradía es algo más que salir en
una procesión con una vara de representación, o con un tambor o bombo, tocar,
cargar, desfilar, ir de exaltaciones, ..., en definitiva: ¡lucirse!
¡No! Estaban equivocados,
éste no era el lugar, quizás pensaban que formaban parte de una peña o una banda
profesional que podían tocar cuándo y dónde querían, parecían los “amos” de la
cofradía.
¡No, estaban muy
confundidos! Creían que sin ellos todo se iría al traste. Pensaban y deseaban que la
cofradía desapareciera pero afortunadamente este suceso desembocó en todo lo contrario. La fortaleció, nos hizo caer en la cuenta a todos los cofrades el porqué de su fundación y creación.
Cofrades de toda la vida "tiraron del carro" en un momento muy delicado y nos ayudaron a redescubrir nuestra propia identidad, el carácter familiar y fraternal tan olvidado los años pasados y, sobre todo recordarnos que María Magdalena está por
encima de todos y todo.
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